Este jueves empezó la disputa del segundo boleto para la gran final del fútbol mexicano. Cruz Azul recibió este jueves a los Pumas de la UNAM en el Estadio Azteca, en el partido de ida de las semifinales de la Liga MX, con una goleada por 4-0.
La Máquina llegó a este encuentro para defender su casa y salir con un triunfo favorable como lo hizo contra los Tigres de la UANL. La tarea era superar los fantasmas que los siguen por la falta del título liguero desde hace 23 años, luego de la hazaña de Carlos Hermosillo en León.
De hecho, el primero que tenían que vencer era el de la jornada 17, cuando los universitarios los sorprendieron en el Coloso de Santa Úrsula. En aquella ocasión, los celestes vencían con un gol de Jonathan Rodríguez, pero Juan Ignacio Dinenno les arrebató el triunfo con dos tantos de último minuto.
Pero todo eso quedó atrás cuando los pupilos del uruguayo Robert Dante Siboldi salieron a la cancha. Desde el primer minuto se notó la concentración de los locales y se vio reflejado en el marcador.
En un tiro de esquina (1′), la defensiva auriazul rechazó el balón, pero le cayó a Orbelín Pineda, que lo regresó al área para Roberto Alvarado. El Piojo recibió con el pecho y, a bocajarro, fusiló con una volea al portero Julio González (1-0).
Los visitantes llegaron dormidos al inmueble dos veces mundialista, pero los cementeros siguieron al frente. Al minuto 7′, después de un disparo estrellado de Luis Romo, Rafael Baca se encontró con la pelota fuera del área grande y no lo pensó dos veces para finiquitar la jugada mandándola al fondo de las redes (2-0).
Los del Pedregal estaban contra las cuerdas, pero la locomotora azul aún no terminaba su actuación. En esta ocasión (12′), Romo tomó su turno al frente del arco, oportunidad que no desaprovechó para mandarla al fondo, con ayuda de poste (3-0).
Lamentablemente para los cruzazulinos no todo fue felicidad, pues las alarmas se encendieron por la lesión de uno de sus elementos. Adrián Aldrete tuvo que salir del campo por José “Shaggy” Martínez (20′), luego de una molestia física.
Fue hasta ese momento que los dirigidos por el argentino Andrés Lillini despertaron. No obstante, en todo el primer tiempo no pudieron acercarse a la meta de José de Jesús Corona y, con los espacios que dejaron, la ofensiva local siempre estaba a un par de jugadas de aumentar su ventaja.
El estratega albiceleste movió sus piezas para la segunda mitad. Quitó a Alan Mozo, quien fue cómplice de dos de los goles celestes, y metió a Juan Iturbe, uno de los referentes en ataque del torneo regular.
Con los cambios, los universitarios tuvieron más confianza con el balón y lo circulaban con más velocidad y precisión en el medio campo. Hasta tuvieron las primeras llegadas de peligro, pero el arquero celeste se fajó para evitar la caída de su arco.
Pero caras largas volvieron a la banca felina con un nuevo gol de Roberto Alvarado. Sin embargo, el silbante Jorge Isaac Rojas les dio un nuevo suspiro de esperanza al anular la diana con ayuda del VAR, pero La Máquina seguía pitando en el estadio que lo vio hacerse grande.
En la siguiente jugada volvió a ser protagonista el VAR, luego de un rebote en el que le pegó en la mano a Pablo Aguilar. Luego de varios minutos hablando con la cabina, Rojas acudió a las pantallas, pero ratificó su decisión de no marcar penal.
Todo parecía terminar con una contundente ventaja para los locales cosechada en apenas un cuarto de hora, pero el árbitro decidió añadirle ocho minutos a un partido terminado desde el inicio del primer tiempo.
En ese tiempo, Santiago Giménez, portando las ilusiones de su padre, ídolo cruzazulino, comandó el ataque y filtró para Luis Romo para dejarlo solo frente al arquero. No perdonó de nuevo y finiquitó la gran noche de los celestes (4-0).
El partido de vuelta entre auriazules y cruzazulinos será el domingo 3 de diciembre a las 18:30 horas (tiempo del centro de México). El escenario será el Estadio Olímpico Universitario y la transmisión estará a cargo de la cadena TUDN.