Redacción – El qatarí Nasser Al-Attiyah (Toyota) cumplió el pronóstico en los últimos 112 kilómetros de especial del Rally Dakar y se llevó su tercer Tuareg de bronce por delante de Joan ‘Nani’ Roma (Mini) y del francés Sébastien Loeb (Peugeot). Al-Attiyah dio así el primer Dakar a la marca japonesa Toyota, que compite en el rally desde hace ocho años, y el ya destronado campeón Carlos Sainz se despidió de este Dakar con tantos contratiempos para él pero que jamás se ha rendido con un triunfo en la última etapa.

Tras sus victorias en el Dakar en 2011 y 2015 Al-Attiyah ha completado a sus 48 años el que ha sido su Dakar más regular y redondo aprovechando además sus buenas manos sobre territorio desértico y dunas, su hábitat natural, además de que su Toyota no ha tenido ningún percance serio en los 5.000 kilómetros de recorrido por Perú conquistando tres victorias. Al contrario le ha sucedido a sus rivales que se han ido eliminando por el camino, tanto los campeones que llevaron el buggy de Mini como Sainz y Peterhansel como Loeb con su Peugeot dos ruedas motrices privado, un híbrido de las versiones 2017 y 2018.

Con su tercer triunfo en el Dakar, Al-Attiyah se sitúa como el tercer piloto con más títulos en coches, igualado con los franceses René Metge y Pierre Latigue, y solo superado por Petehansel (7) y el finlandés Ari Vatanen (4).

Al Attiyah y Nani Roma con la versión 4×4 del Mini han sido sin dudas los dos pilotos más regulares del Dakar aunque el de Folgueroles no ha tenido armas técnicamente –su coche apenas se ha desarrollado en dos años– para hacer frente al poderío de Toyota en manos del qatarí. Además durante cinco etapas ha tenido que cuidar a su copiloto Alex Haro que ha competido con dos costillas fisuradas y tampoco era cuestión de arriesgar de forma baldía. Tras su victoria en coches en 2014, Roma firma su segundo mejor Dakar en cuatro ruedas igualando el subcampeonato de 2012. Para Haro, que es su copiloto desde 2016 es su mejor resultado.

Sainz perdió sus opciones de revalidar el título conseguido el año pasado al tercer día de competición, cuando destrozó una rueda de su coche al pasar por un agujero que aparentemente no estaba señalado en su hoja de ruta, avería que le hizo perder casi cinco horas y a partir de ahí se sucedieron las averías aunque el madrileño se mantuvo en liza para hacer de guardaespaldas de Peterhansel, que pagó las averías eléctricas y la desgracia de la lesión de su copi Castera que le obligó a abandonar, y también seguir aportando datos para los ingenieros de Mini con el gran colofón de despedirse del Dakar con la victoria de etapa.