Redacción – Rafa Nadal ha vuelto tal como lo dejó cuando no medió lesión, ganando y convenciendo. Ni asomo de que haya estado cuatro meses fuera del circuito, 129 días desde que se retirara en las semifinales del pasado US Open. A sus 32 años y nº 2 ATP, ha sometido al australiano James Duckworth, 6-4, 6-3 y 7-5 (2h.15’), en un duelo que era nuevo. Emitiendo sensaciones positivas antes de afrontar el miércoles un segundo test, ante el mejor del choque entre el australiano Matthew Ebden y el alemán Jan-Lennard Struff.
Duckworth es sólo el 238 del mundo a sus 26 años, después de cinco visitas al quirófano entre febrero de 2017 y febrero de 2018. Pero se movió en el horno del Rod Laver Arena (30ª C de temperatura) con un descaro absoluto. Evitó el fondo de cancha, conceder ritmo a Nadal. Se lanzó a la red en 71 ocasiones, ganando 38. Coqueteó con el máximo riesgo, como denota también que hiciera el mismo número de golpes ganadores que errores no forzados (40).
El problema del ‘aussie’ es que Nadal tiene un don especial, así como mucha experiencia, para firmar retornos espectaculares. 38 golpes ganadores y sólo 11 errores no forzados sumó el manacorí, una máquina con el ‘passing’. Sólido y con piernas muy eléctricas.
También probó con acierto el nuevo primer saque, con un gesto retocado, más suave y también más látigo, sin flexionar tanto las piernas y cayendo además dentro de pista. Una modificación que le concedió en el global 6 ‘aces’ y 2 dobles faltas, perdiendo el saque en dos ocasiones. Busca más potencia, pero necesitará más tiempo para sentirse cómodo en plena faena y bajo presión.