Te ha pasado que por fin decides que ya es hora de empezar a hacer ejercicio, sabes que tu cuerpo necesita tener una actividad física diaria para bajar de peso y por eso decides ponerte la ropa de deporte y salir a correr, o entrar por fin al gimnasio a esa clase de spinning que se te resistía. Pero, por tu sorpresa, no bajas de peso sino todo lo contrario. Contrariado, te desanimas y vuelves a dejar de hacer ejercicio. No lo hagas, no pares.
Antes de dejar el ejercicio definitivamente y volver a tu vida sedentaria tienes que saber que, cuando hace un largo tiempo que no hacemos actividad física, o bien de repente aumentamos la intensidad de esta, en nuestro músculo se producen unos micro-desgarros que implica que nuestro músculo se inflame un poco y, a su vez, se retengan líquidos.
Por lo tanto, en muchos casos es debido a esto por lo que nos hinchamos y ganamos algo de peso al empezar a hacer ejercicio, pero esta situación cambia en un par de semanas, ya que nuestro cuerpo necesita acostumbrarse al cambio. De modo que espérate, no quieras ver cambios inmediatos en tu cuerpo. Intenta mantener la motivación para conseguir resultados positivos en tus esfuerzos.
¿Pero qué pasa si pasan más de un par de semanas y seguimos igual?
Si pasan más de un par de semanas y no notas ningún cambio, no te alteres ni decidas dejarlo. Para un momento y piensa qué estás haciendo y cómo.
Generalmente la principal razón por la cual no perdemos peso cuando hacemos dieta y ejercicio es que estamos ingiriendo más calorías de las que necesitamos o estamos quemando.
Intenta ser consciente de lo que ingieres cada día, no solo en las comidas principales, también entre horas, esos palitos que comes para matar el hambre antes de llegar a casa y prepararte la cena, o esas galletas que te ofrecen.
Seguir una rutina de ejercicio físico e incorporar hábitos saludables, lo cual es más importante que seguir una dieta estricta, requiere voluntad y ganas de hacer las cosas de manera que te sean útiles para llegar a cumplir tus objetivos.
Es importante que tengas una mente abierta para querer aprender cosas nuevas y tener la paciencia para progresar lentamente. Este no es un camino rápido, y si alguien te dice lo contrario o te ofrece un método que te hará bajar de peso rápidamente en poco tiempo, aléjate, ya que estos métodos lo que consiguen con el tiempo es tener un efecto rebote importante. Lo importante es asimilar bien las pérdidas, sin cambios drásticos.
¿Qué te puede ayudar a conseguir tus objetivos nutricionales?
Toma alimentos con elevado contenido en agua como verduras, hortalizas y frutas
Bebe bebidas sin calorías ya que te ayudan a alcanzar más fácilmente el déficit calórico:
agua con limón/pepino
agua con gas
café solo
té o infusión
Eleva la ingesta de alimentos ricos en fibra ya que esta es saciante (cereales integrales, frutas y verduras enteras no en zumos o purés, etc).
Reduce el consumo de productos con sal: es importante leer el etiquetado de los alimentos ya que muchos llevan productos que no esperaríamos encontrar. En vez de sal puedes usar especias, su gran variedad de tipos y sabores puede sorprenderte.
Come alimentos de calidad, cuanto menos procesados sean los alimentos que comemos mucho mejor.
Intenta comer un mínimo de 3 piezas de fruta al día, no importa el tipo de fruta ya que no existe la fruta buena o mala, todas son una buena opción para ganar en salud. También puedes tomarla a la hora del día que quieras, ¡incluso por la noche o de postre! La fruta es clave para un estilo de vida saludable ya que contiene un gran porcentaje de agua y pocas calorías, entre otras cosas.
Intenta que la mitad de tu plato sean verduras: ensalada, al horno, a la plancha…
No dejes de comer hidratos de carbono, tómalos de buena calidad (hidratos de carbono complejos) como cereales (arroz, quinua…), legumbres, etc.
Una táctica que te puede ser de gran utilidad es usar utensilios pequeños, de este modo sin que te des cuenta reducirás una gran cantidad de calorías.
Otra táctica que te puede ayudar es servir los platos en la cocina y llevarlos a la mesa, de este modo, al no ver la comida que pueda quedar en la olla o la bandeja, no tienes el impulso visual de seguir comiendo, aunque ya no tengas hambre.
Que tus entrenamientos incorporen ejercicios de fuerza y que el cardio sea un complemento a tu actividad física. En este artículo os mostramos un resumen con los mejores ejercicios para adelgazar.
Otro aspecto muy importante es dormir adecuadamente unas 8 horas diarias y que este sueño sea de calidad.
Empieza añadiendo hábito a hábito, sin querer abarcarlo todo el mismo día, los cambios llevan su tiempo. No se trata de cambiar todos tus hábitos de la noche a la mañana, ve paso a paso, empieza por lo que te sea más fácil y ve avanzando.
Si un día no te sale bien, o no tan bien como querrías, o quizás hay alguno de los hábitos que te está costando más adquirir, que esto no te arruine el resto. Tener un desliz nos pasa a todos, lo importante es volver a intentarlo a la siguiente hora o intentarlo de una forma diferente, adaptándolo a ti.
Piensa que tu cuerpo se va adaptando a las distintas situaciones, puede ser que, con el tiempo, tengas temporadas en que vayas perdiendo peso y otras en las que no, pero no debes fijarte solo en el peso, fíjate en como te sienta la ropa, en como te sientes con tu cuerpo, si en estos momentos te sientes con más o menos energía, e incluso si eres más ágil y resistente.
Lo más difícil es mantener la motivación el tiempo suficiente, pero los resultados llegan a la larga, ten constancia y paciencia y lo conseguirás. Recuerda aplicar lo aprendido y no solo pensar en hacerlo. Conviértete en el dueño de tus acciones.