La prensa romana analiza esta mañana el prematuro y dramático despido de José Mourinho del banquillo de la Roma. Afirman que la derrota en el derbi ante la Lazio, la semana pasada, precipitó las cosas. Pero que la dirección del club de la Serie A ya se había hartado de las constantes excusas públicas del entrenador portugués.
El propietario estadounidense del club, Dan Friedkin, viajó ex profeso a la ciudad eterna para decirle las cosas a la cara a ‘Mou’. Con el equipo noveno en la liga, pero con el tercer presupuesto más alto, quisieron recriminarle las críticas a los arbitrajes, el Fair Play financiero, la mala política del club en el mercado de fichajes y las lesiones de sus jugadores. Creen que todo eran excusas.
Todos los capítulos mencionados fueron sonados y dolieron en la directiva, que ahora se ha tomado venganza con la destitución del luso y el anuncio de De Rossi. ¿Quién no recuerda el episodio del famoso parking al que bajó Mou para enfrentarse a Anthony Taylor tras el partido europeo ante el Sevilla? ¿O los insultos al árbitro del Sassuolo? ¿Y su reciente lamento por la ausencia por lesión de Dybala? En fin… Por lo que parece Mourinho cavó su propia tumba.