Redacción – Messi está cada vez más maduro. Más capitán. Y asume su rol de líder por encima del rectángulo de juego. Le ocurrió en Barcelona, donde dio la cara en rueda de prensa después de la durísima derrota con Liverpool por la Champions. Habló ante todos los periodistas tras cinco años de silencio amparado detrás de los otros referentes. Ahora repitió en la Selección. No sólo fue a voz del equipo apenas sellado el 0-2. Ya sin Javier Mascherano, entró el vestuario y les habló a los nuevos. Comprendió que una gran cantidad de compañeros no sabía qué significa arrancar un torneo así con la camiseta de la Selección. “Esto recién empieza. Ahora hay que pensar en Paraguay. Estamos todos en la misma línea. Hay que trabajar todos con responsabilidad y vamos a llegar a un buen final”, bajó línea el 10 y el cuerpo técnico.
El propio Rodrigo De Paul, uno de los nuevos laderos de Messi, reveló la charla interna en el vestuario. Leo de hecho también había enfrentado las cámaras asumiendo su responsabilidad. Pidió levantar la cabeza. Explicó que no hay tiempo para lamentarse. Entendió que el camino es lo que se vio en el inicio del segundo tiempo, los minutos previos al golazo de Roger Martínez que dejó desnuda a la Selección Argentina. Debió arengar Messi porque el equipo quedó golpeado. Por la derrota y por la falta de juego. El primer tiempo fue de lo peor en larguísimo tiempo.
“Los goles de ellos fueron en nuestro mejor momento”, le encontró el lado positivo Messi a la derrota. Aun cuando sepa que hay más cosas que revisar. Un equipo para jugar y no jugó. Una posición rara de Lo Celso. Un cambio súper discutible de Scaloni, que terminó sin 9 al peor estilo Sampaoli en el Mundial. Igual Leo arengó por otro lado: hay que ganarle a Paraguay el miércoles y levantar todos la cabeza. Esa fue la jugada puertas adentro de Messi.