Redacción – Nada hacía presagiar un final tan ajustado del partido entre Roger Federer y Gaël Monfils tras la exhibición del suizo en la primera manga. Pero el francés, haciendo gala de su irregularidad y de su magia, consiguió llevar el encuentro de octavos de final del Masters 1000 de Madrid entre ambos a un desempate del tercer set donde los galones del suizo, que salvaba dos bolas de partido minutos antes, hicieron el resto para una victoria por 6-0, 4-6 y 7-6(3) que hacen que Federer se cite en los cuartos de final de este viernes con Dominic Thiem.

Hubo dos encuentros muy marcados en el partido. O, más bien, uno solo, pero este se inició tras una primera manga en la que no hubo color. Federer, intocable con el saque, ofreció un recital de su juego rápido, de poco desgaste. Ese que desesperó a un Monfils que no paró de cometer errores ante un suizo que se encontraba muy cómodo en la pista. Un break inicial de Federer que no pudo recuperar Monfils tras un 15-40 fue la sentencia de inicio a la primera manga. Por entonces, claro, eso no se sabía, pero Roger se encargó de demostrarlo con su habitual tenis agresivo, buscando las subidas a la red una y otra vez para desequilibrar a un Monfils errático tanto de derecha como de revés.

El 6-0 era un severo correctivo para el francés en una primera manga que apenas alcanzó los veinte minutos, pero Monfils reaccionó. Nunca se sabe de qué será capaz el francés, que si en el primer set había sido una sombra del jugador explosivo que es, en la segunda empezó a desplegar su mejor tenis. Monfils se soltó con el revés paralelo y cazó una y otra vez las subidas a la red de Federer en el inicio del parcial para lograr un break que le daba alas para afrontar la segunda manga.

Muy seguro con su saque y sin tener que darlo todo al resto, el francés caminaba a un 4-2 en el que los errores le condenaban. Entre ellos, dos dobles faltas para entregar el break y sufrir un mazazo psicológico significativo. Sin embargo, cuando todo parecía inclinado para que fuera Federer quien diera el golpe de efecto final, de nuevo resurgía el Monfils impredecible y capaz de todo. Con 5-4, el suizo fallaba más de la cuenta, el francés apretaba con su revés y rompía el saque de su rival para mandar el encuentro a la tercera manga.

Era entonces Federer quien estaba tocado psicológicamente. Tanto que, sin asimilar el break demoledor en ese segundo set, el suizo cedía de inicio otro en el arranque de la tercera manga. Monfils, con el marcador a favor, mantenía su saque sin problema y se acercaba a la remontada. Al menos, hasta el 4-2. Era entonces cuando surgía el mejor Federer: con un par de destellos de derecha y un passing monumental recuperaba el servicio en contra para alargar el partido. De hecho, Roger salvaba dos bolas de partido con 6-5 abajo y saque. La primera, tras subir a la red con un segundo saque. La segunda, percutiendo con la derecha. Así, extendía el partido hasta el tie-break, en el que el suizo imponía de inicio sus galones para cerrar en su tercera bola de partido un 7-3 que le mete en la antepenúltima ronda del torneo.

Así, tras superar un escollo complicado, Roger tendrá este viernes en contra a otro de los grandes favoritos en la pelea por el torneo. Dominic Thiem, flamante campeón del Godó, le espera en busca de un hueco en semifinales. El austriaco, uno de los grandes especialistas en tierra batida y candidato a todo en Roland Garros, intentará doblegar a un suizo que ha sumado su segunda victoria en su torneo de regreso a la tierra batida tras tres años de ausencia. Manda por 3-2 en el cara a cara el austriaco, que ganó en los octavos de Roma de 2016 en el único duelo entre ambos en arcilla. Y, sobre todo, en la reciente final del Masters 1000 de Indian Wells, a priori en territorio Federer por ser en dura. El suizo busca la revancha.