Redacción – España cumplió el trámite y venció sin ningún problema en La Valletta a Malta, una selección tan animosa como inferior que mantuvo a duras penas la igualada durante media hora y acabó entregada a la lógica de un marcador (0-2) corto a la vista del dominio español pero, a la vez, incuestionable.
Sin Luis Enrique en el banquillo por su apresurado regreso a Barcelona por «motivos familiares» de acuerdo a lo informado por la federación, su ayudante Robert Moreno dirigió al equipo español, muy diferente al que se impuso por la mínima a Noruega el viernes y que no tardó nada en imponer su evidente superioridad en el terreno de juego.
Solamente Sergio Ramos y Álvaro Morata se mantuvieron en el once inicial respecto al partido del último viernes, cambiando los laterales, entrando Mario Hermoso como central, Rodri sustituyendo a Busquets en el mediocentro junto a Saúl y Canales, por detrás de Asensio y Bernat acompañando a Morata, quien después de tres ocasiones, a la cuarta, abrió el marcador a la media hora de partido tras controlar un pase largo de Hermoso y lanzar un disparo picado y cruzado al que no pudo responder Bonello.
España se hizo dueña del control de inmediato pero evidenció cierta urgencia por resolver y, a la vez, por agradar. Juego de combinación mezclado con verticalidad, el ritmo acelerado le daba la sensación de dominio absoluto al equipo español… Pero volvía a encontrarse con los problemas que acusó ante Noruega: la falta de acierto en el remate final.
Hasta siete veces remató a puerta en la primera mitad España y siguió en la segunda mandando sin ninguna discusión a una Malta que apenas llegó en un par de ocasiones a las inmediaciones de Kepa, sustituto de De Gea en la portería y que no tuvo que realizar ni una sola intervención de mérito ante la falta de llegada del equipo maltés.
Siguió, en cambio, rondando el área de Bonello la selección española, con remates de Morata, Muniain (que entró en el segundo periodo), Canales, Asensio, Rodri… que bien por falta de puntería o por la prestancia del meta local no acabaron en gol, hasta que, por fin, llegándose a la media hora del segundo tiempo un excelente centro de Jesús Navas (que había entrado por Saúl) lo remató a placer de cabeza Morata para lograr el 0-2.
Hasta 22 veces remató la selección española, mostrando con esa estadística una superioridad salvaje sobre Malta. Solamente pudo marcar, sin embargo, dos goles con cerca de un 80 por ciento de posesión y un dominio absoluto. Ganó porque no se podía contemplar otra posibilidad. Sin brillo pero, a la vez, sin discusión ninguna.