Redacción – El Barça resolvió con oficio y con una exhibición de capacidad resolutiva del tándem Coutinho-Suárez la visita del incómodo Eibar, que no hace mucho aniquiló al Madrid en la Liga y que se presentó en el Camp Nou con buenas intenciones futbolísticas pero poco potencial arriba. Y eso, en una de las tardes más flojas de Messi pese a marcar su gol 400 en Liga. Fue su fiel amigo Luis Suárez el auténtico estilete del Barça con dos goles, junto a Coutinho, a quien Valvcerde dio la oportunidad de resarcirse. Y el brasileño la aprovechó, con una gran tarde de fútbol al lado del ‘Pistolero’ uruguayo. Ambos incendiaron los espacios que el Eibar dejó a sus espaldas.
Como ya estaba previsto, el Eibar presionó muy arriba e incomodó a un Barça que se vio forzado a salir de esa presión con balones largos. Con un Piqué nuevamente en forma que ayudó a anular a Cucurella cayendo a tapar a la banda derecha, el conjunto azulgrana defendió con mucho orden y esa valentía de los vascos no se reflejó en ocasiones de gol. Un cabezazo de Sergi Enrich a centro de Peña y paren de contar.
Sin especial brillantez, el oficio del Barça le sirvió para controlar al Eibar y su talento, para explotar a base de acciones rapidísimas el espacio que dejaba la defensa avanzada de los vascos. El Eibar jugó gran parte del partido en territorio barcelonista, pero eso le sirvió de poco. En parte, por su falta de pegada; en parte, por el gran partido, una tarde más, de la pareja Piqué-Lenglet.
Con un panorama de partido poco vistoso, el Barça recurrió a su capacidad para hacer daño con pocos toques para romper el dispositivo eibarrés una jugada veloz que los defensores aún están tratando de descifrar. Tras una apertura de Piqué con faltita de Joan Jordán a Arthur, el balón llegó a Suárez tras cinco toques rapidísimos de Arthur, Busquets –que vio a Coutinho entre líneas y le dio un balón vertical–, Coutinho, Suárez y otra vez Coutinho, que dio el último pase a Suárez y se fue a rematar un posible pase al segundo palo tras la pared entre ambos. Pero, tras controlar y manteniendo el equilibrio, el ‘Pistolero’ dio un efecto letal al balón, poniéndolo fuera del alcance de Riesgo para lograr el 1-0.
El uruguayo y el brasileño volvieron a ser protagonistas en el segundo gol, obra de un Messi apagado que se puso en marcha para marcar ese gol, el 400 que lleva su firma en la Liga. Suárez robó un balón a Arbilla en una zona peligrosísima y combinó con Coutinho. Nueva pared entre am,bos, con pase final del uruguayo a Messi, que cruzó el balón a la red.
El Eibar acusó ese segundo gol como un jarro de agua fría y en cinco minutos la tripleta atacante del Barça, que explotó su adelantada defensa, le hizo un estropicio que pudo haberse traducido en una auténtica cascada de goles. En un plisplás los tuvieron Suárez, de cabeza a centro de Alba –el meta Riesgo sacó milagrosamente el remate de Suárez, solo en el área pequeña– y Messi, tras otra gran combinación Coutinho-Suárez. Luisito dejó el remate a su amigo Leo, que no pudo ganar el mano a mano con el portero.
El tercero fue de Luis Suárez, con un gran remate sin ángulo, a lo Hansi Krankl, tras recoger un servicio de banda de Sergi Roberto. Casi fue un caño al meta Riesgo. Se la metió entre la mano y las piernas.
Pero, caño o no, el 3-0 fue demasiada carga para un Eibar tan voluntarioso y aplicado como al principio. Pero también igual de blando ante puerta frente a un Barça que ya había dado por concluido el encuentro.