Redacción – Segunda partido de la temporada para el Atlético de Madrid. Y ante un rival y en un escenario que parecía encantado para los de Simeone en los cursos anteriores. En Butarque se quedaron muchos puntos estos años para los colchoneros. El partido siguió el mismo guion que en temporadas pasadas pero con distinto desenlace. Sufrió el Atlético y en la adversidad entendió cómo se podía llevar los tres puntos.
Simeone insiste mucho en que son este tipo de partidos, en los que la cosa se pone mal, en la que no sale nada, en la que el rival te anula, cuando hay que sacar el carácter y la calidad para llevarse la victoria. Triunfo trabajado en el que los cambios desde el banquillo colchonero fueron clave, con la entrada de un Vitolo que marcó para darle los tres puntos, y van seis ya en dos choques. Son este tipo de partidos que te colocan en disposición de pelear los campeonatos. No estaba la tarde para un fútbol de salón y en la complejidad del duelo táctico, el Atlético salió vencedor.
En el primer choque del curso ya se vio la importancia de la profundidad de los laterales, Trippier y Lodi. Como quiera que el brasileño no podía estar por sanción, Simeone reinventó al equipo con tres centrales, a diferencia de lo probado durante la semana con Hermoso de lateral. Aquí, el madrileño formó junto a Giménez y Savic una línea de tres, Trippier de lateral derecho y Saúl de lateral izquierdo, con más recorrido que Hermoso en el carril.
Un dibujo que sorprendió a Pellegrino. El Leganés se atrincheró ante los muchos problemas que tenía para sacar el balón en jugada. Por cierto que el dibujo del conjunto pepinero era también simétrico al colchonero. Y eso provocó que en la primera media hora ambos equipos se anulasen, había muy pocos espacios, especialmente para el Atlético. Joao Félix sufría entre lineas porque enseguida le encimaban y le frenaban como fuese, incluso con alguna falta fea como la de Eraso por detrás al tobillo. El luso, frustrado, no tenía balones. Significativo pedirle explicaciones al colegiado cuando el partido se iba al descanso porque le habían dejado varios recados.
Costaba muchísimo jugar por el centro, con una aglomeración de jugadores que obligaba a triangular rápido y preciso. Y ni había rapidez ni suficiente precisión.
El Atlético asumía más riesgos porque tanto Braithwaite y En-Nesyri tenían mucho más espacio a la espalda de los centrales colchoneros y su velocidad era peligrosa. Eso sin ocasiones claras para el equipo local. Los de Simeone defendían relativamente cómodos. Con todo, el equipo rojiblanco tuvo la primera rápidamente y eso pudo haber cambiado el curso del encuentro. Un pase de Koke a Morata que hizo que el madrileño rematase y su balón se marchó pegado al palo.
A los 32 minutos, un centro oblicuo larguísimo de Trippier, de nuevo muy destacado, a la espalda de la defensa del Leganés, dejó a Morata en una situación franca. El centro botó y el madrileño contactó con el balón muy alto, aunque la tocó no pudo concretar la vaselina que pretendía sobre una buena salida de Soriano. Del Leganés apenas destacar un remate bajo de En-Nesyri que atajó bien Oblak.
La segunda parte dejó más ocasiones. La batalla táctica dejó paso a un fútbol más vertiginoso porque el Atlético mutó al clásico 4-4-2. A los 50 minutos, Omeruo se complicaba la vida, Koke le robaba la cartera y centraba al punto de penalti, donde Joao Félix, solo, la mandaba alta en un remate en escorzo. Lo tenía todo para marcar pero su remate se marchaba alto porque la pierna derecha contactaba muy alto el balón y la izquierda seguía sobre el césped.
El Leganés respondía con un disparo al travesaño, en una falta, de Silva. El cuadro local rozaba el gol. Acto seguido, un centro de Morata al corazón del área acababa co un intento de despeje de Rosales que se marchaba al palo. Y seguía la cosa… Tres minutos después, el Atlético se complicaba la vida en defensa. Ni Giménez ni Thomas sacaban el balón encimados por un rival, el Leganés robaba el balón y Eraso fusilaba a un Oblak , que se lucía, y que le pegaba una bronca a sus compañeros por su falta de contundencia.
Simeone introducía a Vitolo por Hermoso, Saúl se quedaba en el lateral izquierdo. A los pocos minutos, Thomas, que estaba amonestado, salía del campo por Llorente. Eran los minutos más complicados para los colchoneros pero apareció Joao Félix para conducir una pelota en banda, ante un Siovas que se no supo atacarle, encontrar un hueco en el área en una acción en la que Omeruo midió mal, el pase llegó a Vitolo que marcó por bajo a los 75 minutos.
Como sucedió ante el Getafe, el luso se encontró con un rival muy pendiente de él, que hizo todo para que no mostrase su talento. Pero como tante el equipo azulón, le bastó una oportunidad para poner patas arriba el partido. Lo dicho, puro talento.
Pellegrino metía a Avilés y Arnáiz para buscar el empate. Quedaban poco más de diez minutos tras esos cambios. El Atlético daba un paso atrás. Tocaba resguardarse. A los 82, Roque Mesa ponía en aprietos a Oblak con un disparo desde la frontal.
Acto seguido, Morata volvía a tener, como ante el Getafe, la opción de darle tranquilidad al equipo. Koke encontraba un pase en profundidad al madrileño, que se marchaba de sus dos marcadores e intentaba colocar el balón con el exterior cuando Joao Félix estaba solo en el punto de penalti para marcar a puerta vacía. El disparo, que no tenía las mejores condiciones, lo neutralizaba Soriano.