El FC Barcelona sigue paralizado, y sin saberse a ciencia cierta hacia dónde se dirige, depués de que la reunión de la junta directiva que se antojaba definitiva a desembocase en… Nada.
Josep Maria Bartomeu y su directiva, apoyándose en la situación de emergencia médica y la imposibilidad de llevar a cabo el referéndum del voto de censura con todas las garantías sanitarias, decidió, confirmaron fuentes del club a ESPN Deportes, no dimitir y aplazar el referéndum del voto de censura hasta no tener el dictamen de la Generalitat sobre llevar a cabo la votación en el Camp Nou como única sede.
Después de una jornada maratoniana, con una reunión de la directiva que se prolongó durante más de tres horas y comunicaciones cruzadas con la Generalitat confiando en que el gobierno catalán aceptara sus tesis respecto a la poca conveniencia de celebrar el referéndum, que no fueron tenidas en cuenta desde el gobierno catalán, Bartomeu solventó enrocarse en sus posicionamientos y estirar un poco más la cuerda: trasladó toda la responsabilidad a la Generalitat, instándole a que sea la que se haga responsable de dar el visto bueno a una votación en pleno estado de alarma, con la pandemia del coronavirus otra vez desbocada y sospechándose cercano un confinamiento el fin de semana.
A pesar de que en una comparecencia pública el presidente en funciones de la Generalitat, Pere Aragonés, explicó que se podía llevar a cabo la votación «bajo el protocolo» presentado por el gobierno y que, en cualquier caso, el Barça «es una entidad privada» que no precisaría el visto bueno oficial del gobierno si cumplía las normas establecidas, la directiva quiere, directamente, que la Generalitat sea la que, oficial y públicamente, se manifieste.
El club azulgrana solicitó el último viernes un aplazamiento de dos semanas para, siguiendo los dictámenes del gobierno catalán, poder organizar la votación en 21 sedes distintas repartidas entre Cataluña, España (7) y Andorra pero no recibió el OK de la Generalitat, que le trasladó el visto bueno a llevarlo a cabo en las fechas previstas, 1 y 2 de noviembre, con las especificaciones al protocolo presentado por el Barça.
Ante la contestación del gobierno, el club azulgrana solventó mantener las fechas iniciales de votación pero centralizándolo todo en el Camp Nou como única sede «por la imposibilidad de organizar a tiempo la votación descentralizada», según confirmó el vicepresidente Jordi Cardoner, pero ante el aumento de la crisis sanitaria, en la reunión de este lunes, la directiva decidió aplazar cualquier decisión.
Ante el aumento de la alarma por la pandemia del Covid-19 que ya provocó el decreto de un toque de queda nocturno que entró en vigor el domingo y la posibilidad de que en las próximas horas, o días, la Generalitat decretase un confinamiento domiciliario en fin de semana tal como insinuó la portavoz del gobierno catalán, Meritxell Budó, Bartomeu decidió esperar a tener en su poder, oficialmente, un diagnóstico concreto del Procicat (formado por las consejerías de Salud e Interior), entendiendo imprescindible a que se pronuncie acerca de si se dan las condiciones salnitarias necesarias para celebrar el referéndum.
Señalada por 19 mil 380 firmas de socios favorables a la Moción de Censura, la directiva tiene de plazo hasta este martes para convocar el referéndum y los promotores de la moción ya avisaron este mismo lunes que en el caso de no ser convocada la votación o dimitir la directiva presentarían una denuncia por entender la vulneración de los estatutos del club.
El Barcelona sigue entendiendo que las condiciones sanitarias actuales no aconsejan la celebración del referéndum, teniendo en cuenta, además, que, según dio a conocer, más de la mitad de sus socios con derecho a voto son mayores de 60 años, formando parte de la población de riesgo y que en este momento no es conveniente correr el riesgo de una votación, trasladando al gobierno catalán esa responsabilidad.