Redacción – “Me gustaría ser recordado como un luchador, un piloto que no se rinde nunca”. Ese es el deseo de Fernando Alonso, que este domingo se despidió de la F1 con una 11ª posición que fue lo de menos y que consiguió como mejor sabe, luchando, peleando con un coche con muchas carencias, casi sin armadura ni espada, pero haciéndolo de pie, con la cabeza bien alta por todo lo conseguido, por ser el único campeón del mundo español, el único capaz de convertir el ‘Gran Circo’ en un fenómeno de masas en un país en el que el fútbol es el rey absoluto.
Será recordado como el piloto que acabó con el reinado de Michael Schumacher y Ferrari y aquel que ahora decide apostar por nuevos retos para no solo ser uno de los mejores pilotos de la historia de la F1 y convertirse en uno de los mejores carreristas de todo los tiempos. Y es que da igual la especialidad.
Como dijo el asturiano en su vídeo de despedida antes de la cita de Abu Dhabi, es “un corredor”, y de nuevo, con un monoplaza inferior, se vació batallando por un punto que se antojaba imposible y que al final no pudo lograr. Un punto. Sí.
No era un gran premio para un bicampeón, pero sí para un guerrero que nunca se rinde como el ovetense. Como siempre ha hecho. Con coches ganadores y con los que no lo eran, como su actual McLaren, con el que dijo ‘hasta luego’ a la F1 con una sonrisa pese a no lograr el resultado que quería, pero sí haciendo lo que más le gusta en esta vida, pilotar.