Convertido en pocos años en el escaparate del fútbol inglés, el Manchester City tiene ante sí un futuro incierto ante las sospechas de que cometió irregularidades financieras, un caso que afecta a toda la Premier League, origen de la investigación y que ahora debe solucionar este espinoso caso.
Los ‘Citizens’, propiedad desde 2008 del riquísimo consorcio Abu Dhabi United Group, se exponen ahora a sanciones que pueden ir desde una simple reprimenda a la exclusión del campeonato.
La Premier League provocó un cataclismo el lunes al anunciar que encargará a una comisión independiente examinará si el City cometió más de un centenar de infracciones a las reglas financieras entre 2009 y 2018, tal como sospecha el organizador del campeonato inglés.
El club del norte de Inglaterra fue acusado, además de no haber cooperado con la Premier League en sus investigaciones preliminares.
Reconocido como el club más rico hace un mes por el gabinete Deloitte, el City se mostró el unes confiado, asegurando que tiene “pruebas irrefutables” que demostrarían que las sospechas de irregularidades o infundadas.
No obstante, no es la primera vez que la entidad se encuentra inmersa en un caso semejante, pero hasta ahora siempre salió airoso. Ahora, sin embargo, podría convertirse en el chivo expiatorio de los desfases en el mundo del fútbol que muchos denuncian.
Ya en 2014, el club inglés fue sancionado con una multa de 60 millones de euros por no haber respetado el ‘fair-play’ financiero de la UEFA. En 2020, estuvo cerca de quedar suspendido durante dos años de las competiciones europeas, aunque finalmente le Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) invalidó la sanción impuesta por la UEFA por el mismo motivo.
El año pasado, el entrenador Pep Guardiola ya fue muy claro cuando aseguró que abandonaría el club si se demuestra que sus dirigentes le mintieron.
Tantas razones que el The Times escribió este martes que el City actuó “a escala industrial”.
– “A escala industrial” –
“Si todo ello se demuestra, la sanción que se aplicará deberá disuadir a todos aquellos que traten de seguir le modelo desarrollado por el City”, escribió Henry Winter, la pluma deportiva del diario.
Esta investigación debería por lo tanto situarse en un contexto más global que protegería al City y que pone a la Premier League en una situación incómoda, explica Simon Chadwick, profesor en economía y geopolítica deportivas en la SKEMA Business School de París.
Según este especialista, el gobierno británico está a punto de publicar un libro blanco con el fin de apoyar la creación de un regulador independiente en el fútbol.
“La Premier League se opone», aseguró a la BBC el experto Kieran Maguire, para quien el organizador del campeonato «quiere demostrar a todo el mundo que es capaz de mantener el orden en casa”.
“La Premier League se encuentra entre la espada y la pared», resume Chadwick. «Está presionada por el gobierno para aumentar el control en materia de financiación y gobernanza, pero a la vez es plenamente consciente que el Gobierno le obliga a hacer el trabajo sucio”.
Si la amenaza de un descenso administrativo o de una exclusión del campeonato parece impensable, este economista cree que la salida probable de este espinoso asunto sería un compromiso que está lejos de ver el día, puesto que la Premier League no tiene ningún interés en dispararse al pie, sancionando duramente a uno de sus más fieles embajadores por todo el mundo.
“Durante este período económico tan delicado, más aún después del Brexit, el gobierno británico y la Premier League no pueden permitirse desdeñar a potenciales inversores extranjeros» y «aplicar reglas draconianas a inversores extranjeros”, añade.
“Que una instancia nacional se esfuerce en hacer respetar sus reglas a organizaciones multinacionales, a menudo apoyadas o ayudadas por Estados, es un poco la guerra de nuestro tiempo”, dice el economista, consciente que el París SG, rival del Manchester City, es propiedad de Catar.
“Al final de la historia, creo que el gobierno y la Premier League encontrarán la manera de proteger su activo haciendo prevalecer el respecto a ciertos principios de buena gobernanza”, concluye Chadwick.