Redacción – El regreso de la expedición azulgrana desde Liverpool fue un funeral con un triste regreso a las cinco de la madrugada. Mucho silencio en el avión, pocas ganas de comentar la jugada entre jugadores y técnicos, y mucha calentura en la directiva, tal como había admitido el presidente Bartomeu ante los medios, pero con la consigna de morderse la lengua muy presente. Aún se puede ganar un doblete Liga-Copa y hay que ir a por él. Algunos, con amargura, apuntan desde las oficinas del club que quizás, aunque se gane ese doblete la temporada será recordada como la de la del naufragio de Liverpool. Pero tanto da, en los libros de historia si queda otra Copa del Rey para el Barça, mejor.

Por eso, ahora no hay que quemarlo todo. Y no arderá todo en breve, pero algo se chamuscará tras la final copera. El motivo es claro: volvió a llover sobre mojado en Liverpool, logrando el equipo y el cuerpo técnico corregir y aumentar al alza el ridículo de Roma de hace un año. Lo peor es que no se ha aprendido de aquel varapalo. El Barça fue incapaz de defender un espectacular 3-0 del Camp Nou que tenía el beneficioso añadido de que el Liverpool no había marcado en campo contrario. Tampoco supieron los cracks marcar un triste tanto con el que obligar al Liverpool a meter cinco. En cambio, las facilidades con las que remató a puerta el equipo de Klopp fueron patentes. Y también fue evidente la falta de reacción del entrenador y de los jugadores culés para detener la hemorragia.

Messi lo probó sin acierto ni fortuna, pero no se puede obviar que, antes de desfallecer había dejado a tres compañeros solos ante el portero rival. Pero ni Coutinho, ni Alba ni Suárez atinaron a marcar. El argentino fue, junto a Vidal y Semedo, que salió en la segunda parte, de los pocos que dejó algún destello.

La acción del 4-0 de Origi, en un córner marcado por la desatención, dejó retratado a más de medio equipo culé. Sin embargo, quien tiene más foco encima es Valverde. Es la ley del fútbol. Esta vez al entrenador no se le reprocha desde arriba que no reservase jugadores en el último partido liguero antes de la vuelta en Anfield, algo de lo que sí pecó antes de ir a Roma. Esta vez el entrenador hizo lo que tenía que hacer para que el equipo llegase fresco a la vuelta y de eso se ha tomado nota en la cúpula, igual que de la displicencia de algunos futbolistas que han reclamado firmar mejoras de contrato.

Sí extrañó en el área deportiva que Valverde no apostase de inicio por el equipo de la segunda parte ante el Liverpool en el Camp Nou. Es decir, con Semedo de lateral y Sergi Roberto en la media, lo que habría conllevado la suplencia de Coutinho. También sorprendió el cambio de Vidal cuando estaba siendo el mejor y no tenía ninguna tarjeta, mientras Rakitic y Busquets sí estaban amonestados y estaban naufragando sin paliativos. Como escamó la tardanza en meter a Malcom en el campo (minuto 80) cuando lo que necesitaba el equipo imperiosamente era marcar un gol y desde el minuto 56 ya perdía 3-0. En resumen, la apuesta táctica de Valverde, el once utilizado en Liverpool y sus cambios están siendo analizados porque hay que hacer una reflexión sobre todo lo acontecido.

El precedente de Valverde en el Espanyol

La final de Copa ante el Valencia del 25 de mayo también pesará. Si se gana, Valverde tendrá otro doblete, el segundo en el Barça. Si se pierde la final, el técnico perderá algo más de crédito. En el área deportiva se sabe que el técnico también hará su propia reflexión personal. Si decide seguir, y tiene contrato hasta 2020 con otro año opcional, los fantasmas de Roma y Liverpool le perseguirán toda la temporada próxima. Y eso al entrenador también le fastidiaría lo suyo, como le han fastidiado este año las referencias a la debacle en la Champions del año pasado. En el club recuerdan que Ernesto ya renunció en 2008 a seguir en el Espanyol pese a que aún le quedaba un año de contrato por delante. Pero aquella vez fue porque los ‘pesos pesados’ de la plantilla ‘perica’ no estaban con él. No parece el caso de los del Barça. De hecho, habrá que escuchar lo que dice el vestuario y si salva a su técnico tras lo de Anfield.

También el Camp Nou se dejará oír el próximo domingo, mientras que un día después, el lunes, hay reunión de junta directiva en la que se hablará del KO en Champions y, quizás, algún directivo toque el tema del banquillo y el de los fichajes del área deportiva. Pasarán cosas.