Redacción – Roger Federer, 37 años y 340 días de edad, está en su duodécima final de Wimbledon, donde ya cuenta ocho de sus veinte trofeos de Grand Slam. La versión más sublime del suizo ha apartado de la final a un excesivamente ansioso Rafa Nadal, 33 años, que por segunda edición consecutiva se queda en la penúltima ronda.
Federer, incombustible, ha vencido a Nadal por 7-6 (7-3), 1-6, 6-3 y 6-4 en 3h.03’, y se enfrentará el domingo (15.00 horas) a Novak Djokovic, nº 1, vigente campeón del torneo y vencedor de Roberto Bautista por 6-2, 4-6, 6-3 y 6-2.
El 40º capítulo Nadal-Federer deparó otro de esos partidos en los que se ven golpes imposibles, recursos insospechados, mucha pasión y clase. Hasta el manacorí le dio una dosis extra de suspense y emoción salvando cuatro bolas de ‘match’, disponiendo incluso de una pelota de ‘break’ para regresar en la cuarta manga.
Pero acabó cerrando Roger, que recupera su fuerza en la ‘Catedral’, donde ya reinara en las finales de 2006 y 2007, aunque perdiera luego la mítica de 2008 ante Nadal. El cuarto episodio en el All England Club lo dominó el suizo, que dio una lección de cómo asfixiar a un rival desde el resto, ya fuera de ‘drive’ o de revés.
Es la 16ª victoria de Federer sobre Nadal, que cuenta 24 victorias contra Roger, pero que será espectador de la lucha por ser el mejor de la historia. El balear seguirá con 18 coronas ‘grandes’, tras la duodécima de París, pero o bien Roger se volverá a escapar con la 21ª o bien Djokovic amenazará a ambos si suma la que sería su decimosexta.
Por momentos el manacorí manifestó cierto enfado excesivo. Se peleó con la zapatilla izquierda, para desvelar, justo antes del que sería último ‘game’, que le molestaba el vendaje en pie. Se vio sometido una presión desconocida ante Federer, que si contrarrestó a Nadal avanzándose en el golpeo del revés que castigaba el español una y otra vez, esta vez descubrió de la chistera una capacidad de restar fuerte y profundo envidiable.
Federer tuvo minutos geniales, suficientes para llevarse un igualado ‘tiebreak’ en el primer set. Desapareció del mapa en la segunda manga, pero de repente se reconcilió con su saque, resto y talento a partir del tercer set, y ya hasta la conclusión. El de Basilea a más con el marcador a favor; Nadal, cada vez más incómodo.
En un enorme espectáculo, intenso, Federer mostró mayor acierto, sumando 51 golpes ganadores, por 32 Nadal, y cometiendo pocos errores respecto al español, 27 por 25.
Excelso el helvético, le faltó algo más a Nadal para llegar a la final, que será la 31ª de Federer en Grand Slam, la 25ª de Djokovic, que manda en el historial entre ellos por 25-22, 2-1 en Wimbledon.
Federer es el tercer tenista más veterano en una final profesional de Grand Slam, segundo en Wimbledon tras Ken Roseall, que perdió la de 1974 rayando los 40 años.