Stephen Curry ya tiene en sus vitrinas el MVP de las Finales de la NBA, el único premio de referencia que se le resistía en su brillante currículum como leyenda activa del baloncesto mundial. El mejor tirador de todos los tiempos, máximo triplista de la historia, lideró a los Golden State Warriors a su cuarto anillo en ocho temporadas con su mejor eliminatoria por el título hasta la fecha.
Con promedios de 31,2 puntos, 6 rebotes y 5 asistencias en la serie contra los Boston Celtics, el base y estrella de la bahía consolidó todavía más su presencia en el panteón de la NBA, arrebatando el último argumento a los campeones del sofá, quienes decían que sin un MVP de las Finales no era digno de estar en la conversación junto a los mejores de toda la historia.
Curry, el jugador que ha transformado el juego con su perfeccionamiento del lanzamiento a canasta, especialmente ampliando el rango de acierto desde el perímetro, capitaneó a los Warriors en sus sextas finales de la última década, un dato que confirma al conjunto de San Francisco en una de las grandes dinastías de liga en el 75 aniversario de la liga.