Sevilla hace un milagro al empatarle al Manchester United en Old Traford

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Una carambola de Jesús Navas, que tocó en Malacia y en De Gea antes de entrar, y un remate de cabeza de En-Nesyri que rebotó en la cabeza de Harry Maguire, dan vida al Sevilla, que se recuperó con esos toques de suerte del doblete de Marcel Sabitzer y viaja al Sánchez Pizjuán con las semifinales en el horizonte.

Los de José Luis Mendilíbar fueron superados en Old Trafford con claridad por un Manchester United que hizo bueno su cartel de favorito y que, además de los dos goles de Sabitzer en un espacio de seis minutos, dispuso de un disparo al larguero de Antony y de suficientes ocasiones para haberse llevado un resultado más escandaloso para la vuelta.

Sin embargo, a cinco minutos del final, Navas colocó un centro que rebotó en dos jugadores antes de entrar y En-Nesyri, en el descuento, remató hacia el banderín de córner, pero Maguire desvió el cabezazo lejos de De Gea.

Los ‘Diablos Rojos’, durante 85 minutos, no permitieron al Sevilla sentir el calor de su competición y los aprisionaron rápido, sin opción a una rebelión. Con segundos en el marcador, a Sancho le anularon un gol por fuera de juego y antes del minuto diez Antony ya había probado una buena manopla de Bono.

El United olía el gol y no fue una de esas noches en las que el dominio no se traduce en efectividad. Al primer cuarto de hora, tras una larga combinación de los ingleses, Bruno Fernandes -que se perderá la vuelta por acumulación de amarillas- rompió una línea con un pase en profundidad, Sabitzer se hizo hueco con el cuerpo y sacó un disparo que desvió Macao y que pasó por encima de Bono.

1-0 y al United no le hicieron falta ni seis minutos para dar continuidad al tanto. Esta vez fue Anthony Martial, sustituto de Marcus Rashford, el que actuó de catalizador. El francés robó la pelota en el centro del campo y condujo con calma hasta tres cuartos. Ahí se frenó, levantó la vista y vio el desmarque por dentro de Sabitzer. Coló la pelota, recibió el austríaco y batió a Bono.

Y tuvo que dar gracias el Sevilla porque el VAR, unos instantes después, no quiso expulsar a Erik Lamela por clavarle los tacos a Casemiro. De lo poco que pudieron celebrar los sevillanos, junto a un cabezazo de Nianzou en el tiempo de descuento de la primera mitad que sacó primero De Gea en una exhibición de reflejos y después Varane en la línea de gol.

El central francés se lesionó en la primera mitad y fue sustituido al descanso, pero eso no cambió el destino de un Sevilla que estuvo incluso más convaleciente en los segundos 45 minutos.

Antony, en una carrera de 30 metros que finalizó con un disparo al larguero, pudo sentenciar la eliminatoria, como también Anthony Elanga, con un disparo a placer desde el punto de penalti, pero dejaron escapar vivo al Sevilla, que a cinco minutos del final dio la campanada. Un pase a la espalda de la defensa estuvo terriblemente defendido por Malacia, que dejó la puerta abierta a Jesús Navas. El lateral buscó el centro, pero la pelota rebotó en Malacia primero y en De Gea después y se metió en las redes.

Inmerecido, pero el 2-1 subió al marcador y permitió que el Sevilla se viniera arriba e hiciera sufrir a los ingleses, que tuvieron que achicar aguas y ver a De Gea hacer el paradón del partido en un remate de cabeza En-Nesyri.

Fue un aviso de lo que vendría segundos después, cuando otro remate del marroquí fue desviado a gol por Maguire, completamente despistado.

El 2-2 deja más que vivo al Sevilla, que resucitó de la nada y puede dar el sorpresón de eliminar a los favoritos al título dentro de una semana en casa.