Redacción – El Real Madrid vuelve a ser líder de LaLiga tras imponerse por 2-0 al Barcelona en un Clásico de dos caras.

El campeón perdonó en la primera mitad y el aspirante resucitó en la segunda. El Barça no aprovechó sus ocasiones y el Madrid sí, una al menos, para sumar un triunfo que no será definitivo en la suerte del campeonato, pero que rearma moralmente al vestuario de Zinedine Zidane después de dos derrotas que le habían dejado muy tocado.

Vinicius, acaso el jugador más destacado de la noche, marcó después de que Thibaut Courtois salvase a su equipo en la primera mitad y Marc-André Ter Stegen respondiera en la segunda.

El Real Madrid, casi arrodillado en el primer tiempo, se vino arriba tras el descanso en cuanto descubrió que el rival rebajaba su intensidad y el Barça pasó de mandón a mandado. Desconocido y entregado a una fatalidad que se consumó en tiempo añadido, cuando Mariano, en su primera oportunidad, sentenció con el 2-0 definitivo.

El equipo de Quiue Setién no sólo dejó pasar la oportunidad de dar un golpe de efecto a LaLiga, peor aún, le dio vida al gran rival y demostró que deberá remar mucho, muchísimo, si quiere enlazar su tercer título consecutivo. De momento, el Barça ya está un punto por debajo, que se convierten en dos si se atiende al goal-average entre los dos equipos.

El Barça mandó con una superioridad absoluta durante toda la primera mitad en la que el Real Madrid apenas llegó a impulsos con un par de entradas por la banda de Vinicius mal definidas y un remate de Karim Benzema alto y sin peligro, mientras que solamente Courtois evitó que el Barcelona se fuera con ventaja al descanso.

Hasta en cuatro ocasiones, dos excelentes, el grupo de Setién disfrutó. Un remate alto de Antoine Griezmann tras una excelente triangulación con Lionel Messi y Jordi Alba a los 20 minutos y un remate raso del capitán que atajó el portero sin problemas mezclaron con sendos paradones del belga a Arthur y Messi, en pleno festival dominador del Barça en la parte final de un primer tiempo en el que los de Zidane apenas supieron cómo discutir un control absoluto del rival.

Al tocar con pacienciapara buscar a Messi, al encontrar el juego por las bandas y dominar el centro del campo con serenidad, donde las figuras de Sergio Busquets y Arthur fueron gigantescas, el Barcelona tuvo al Madrid a su merced en cuanto supo superar la presión inicial muy arriba, misma que comenzó a diluirse con el paso de los minutos.

El Real Madrid agradeció la llegada del descanso, consciente de que ese 0-0 podía considerarse afortunado visto lo visto y en espera de mejores noticias en la segunda parte, cuando debía esperarse una recuperación anímica y futbolística del equipo de Zidane.

Cambio de escenario

La recuperación apareció favorecida por los despistes defensivos y rebaje de la intensidad del Barça, que, extrañamente, dio un paso atrás en paralelo al golpe de rabia y orgullo de un cuadro merengue que dio un paso al frente y pasó de dominado a dominador, de salvado por Courtois a chocar con Ter Stegen, de sufrir por no perder a suspirar por ganar.

El meta alemán le salvó una rosca envenenada a Isco primero y entre él y Piqué volvieron a evitar el primer gol del encuentro. Todo en cinco minutos, en pleno desconcierto del Barça y crecimiento de un Real Madrid animado por el cambio de escenario que hizo reaccionar a Setién, justo antes de que se rompiera el duelo.

Martin Braithwaite entró a los 70 minutos por Vidal, avisó dos veces en menos de un minuto a un Barça que parecía recuperar el pulso y de inmediato, una entrada de Vinicius por la banda al aprovechar el despiste del propio danés al bajar, acabó con el remate a gol del joven brasileño tras rozar el balón en Piqué y despistar a Ter Stegen.

Si el Barça lo había merecido sobradamente en la primera mitad, el Madrid aprovechó su crecimiento en la segunda. Las urgencias le aparecieron de pronto a un campeón que perdió la personalidad, al tiempo que Arthur desapareció hasta ser sustituido por Ivan Rakitic, al que acompañó Ansu Fati (por Griezmann) para darle un impulso en la recta final de un Clásico que se escapaba de las manos.

A partir de ahí, el Barça quiso, pero ya no pudo. El Real Madrid supo navegar con tranquilidad y no sólo mantuvo el 1-0 sino que Mariano, en tiempo añadido, sentenció por velocidad con una definición estupenda para acabar con un Barça tan desesperado como incrédulo. La Liga se pintó de blanco.