No se sabe quien da más miedo, si el Manchester City o Erling Haaland. Lo cierto es que sumados los dos hacen la máquina perfecta de ganar porque a Guardiola solo le faltaba un ‘killer’ y el noruego volvió a participar en la manita al Copenhague (5-0), con registros que cada vez suenan más a locura. Son 19 goles en 12 partidos, una demencia.
Al final se va a hacer bola hablar tanto de Haaland, pero es que no es para menos. Venía de hacer un hat trick en el derbi contra el Manchester United y demostró que esto de hacer goles lo lleva en el ADN cuando en el 7′ enchufó para dentro el primer balón que tocó en el partido. Así de sencillo.
Su superioridad en el área era un paralelismo de la del City con el balón. Los ‘sky blue’ bailaron a su antojo a un Copenhague muy inferior y que ni siquiera se creyó apto para soñar a lo grande. Y así, sin quererlo, llegó el segundo de Haaland en otra jugada de oportunismo (32′) y casi de inmediato el tercero, un autogol de Khocholava tras un disparo desviado de Sergi Gómez, titular en eta ocasión (39′).
El partido parecía resuelto y así lo entendió también Guardiola, que dejó en los vestuarios a Erling Haaland y dejó en la punta de ataque a Julián Álvarez, que formó por primera vez delantera de inicio con el noruego, que lo está eclipsando.
El dominio del City se antojó hasta casi aburrido. No por su mal fútbol, sino por ser demasiado exagerado. De un lado para el otro, por dentro y por fuera, y en un centro, penalti sobre Laporte que anotó Mahrez (53′).
Con el cuarto, al menos amagó el Copenhague en soltarse en ataque, con dos claras oportunidades que representaron un espejismo total que fue disuelto por el acierto de Julián Álvarez en un remate de primer toque (76′).
Allí se acabó la película y bien pudo dar gracias el equipo danés, porque el palo evitó hasta en dos ocasiones que la goleada fuera mayor frente a un City que en la segunda mitad se permitió el lujo de dar minutos a los canteranos.