Redacción – El Liverpool ya es campeón de Europa. Por sexta ocasión en su historia y un año después de perder la final ante el Real Madrid en Kiev, Jurgen Klopp conquistó su primer trofeo, el más deseado en el concierto continental, derrotando por 2-0 a un Totenham que quiso pero no pudo. Al que pesó demasiado el penalti inicial. Demasiado…

El campeón mordió prontó, de inmediato, y al Tottenham se le rompió el alma en Madrid. La primera final entre dos equipos ingleses desde que, en 2008, el Manchester United se proclamase campeón ante el Chelsea en la tanda de penalties se mantuvo abierta hasta el último suspiro, pero el penalti cometido por Sissoko a los 25 segundos y transformado por Salah sin que el árbitro quisiera estudiar nada en el VAR fue tan decisivo como definitivo.

De entrada y de penalti marcó Salah y al final, en el minuto 87, sentenció Origi, el tipo que sentenció al Barça en Anfield y que redondeó el éxito del Liverpool. 2-0 en una final más intensa que brillante para que los reds sumasen la sexta corona continental de su historia.

El penalti más rápido de la historia de la Champions League condujo la memoria a la final del Mundial de 1974, cuando Cruyff provocó una pena máxima apenas comenzar el partido frente a Alemania, en aquel tiempo Occidental, y que transformó Neeskens. Hace 45 años, en Múnich, la Mannschaft le dio la vuelta al marcador; este sábado, en Madrid, los Spurs lo intentaron hasta la extenuación… No fueron capaces.

Al Tottenham le pesó la historia del debutante, que recuerda que desde 1997, cuando lo consiguió el Borussia Dortmund, ningún novato en la final logró el trofeo. El equipo de Pochettino se sumó a Valencia, Leverkusen, Mónaco, Arsenal y Chelsea, que en todos los años pares de la pasada década se presentaron ilusionados a su primera final y fueron derrotados.

Le pesó a pesar del corazón que le puso a la empresa de la remontada. Quiso primero con fútbol y al cabo por desespero. Mostró un juego más combinativo sin suerte en la primera mitad y viendo la imposibilidad de poner en dificultades a Alisson optó por la directa, entrando en el toma y daca dispuesto por un Liverpool dispuesto a sentenciar a la contra.

Derrumbado hace un año ante el Real Madrid, el Liverpool debió pretender no verse hundido como en Kiev… Pero poco, o nada, debió suponer la fortuna que le abrazaría apenas comenzar la final con el penalti de Sissoko y que le puso el partido tan de cara.

Cediendo el control al Tottenham controló en realidad el Liverpool, evitando el juego de toque de los mediocampistas de Pochettino y avisando a la contra en la misma medida que evitaba el peligro de Kane, recuperado para la causa, y Dele Alli, tan poco conciso como entregado a la causa se mostró Son. Pero la suerte estaba cantada.

Se fue con todo a por la igualada el equipo londinense en la segunda mitad, no sentenció a la contra el Liverpool y Alisson evitó la igualada hasta en tres ocasiones atajando a Son, a Lucas y a Erikssen, ya en el minuto 84 y poco antes de que Origi, aquel secundario que se convirtió en héroe para eliminar al Barça en la semifinal sentenciase en la recta final de la final.

Un año después de ser destrozado en Kiev, la suerte le devolvió al Liverpool lo que entonces le pudo quitar. Marcó muy pronto, supo sufrir y sentenció casi al final. La sexta corona ya va de camino a Anfield.