Redacción – El Barcelona sigue siendo intocable en el Camp Nou. Sufrió, se vio desbordado… Y resucitó con rabia, liderado por un Luis Suárez que pasó del hundimiento a la redención, con un doblete magnífico que le dio la remontada (2-1) a un equipo que hizo del orgullo su mejor arma.
Suárez empató con una volea sobresaliente a pase de Vidal y Suárez sentenció a pase de Messi, controlando el balón hacia adelante para marcar ante la locura desatada de una hinchada entregada a la rabia de su equipo.
Destrozado de entrada por el gol de Lautaro, en una circunstancia que se repite de manera ya grave durante el curso, el Barça vivió una pesadilla en la primera mitad, resucitó en la segunda y remontó en esa recta final bestial. La valentía de Valverde, a partir de la entrada de Arturo Vidal, fue una clave. La bestialidad de Suárez, la otra.
Y eso que el primer tiempo fue poco menos que un drama para el Barça. Disparó, sin peligro, Griezmann en el primer minuto e inmediatamente golpeó el Inter, gracias a una asistencia afortunada de Alexis que aprovechó Lautaro para dejar señalado a Lenglet por velocidad, entrar en el área por el costado izquierdo y soltar un disparo raso y cruzado que superó a Ter Stegen. Sin tiempo ni a tomar el ritmo del partido.
A partir de ahí el equipo de Valverde sufrió lo impensable. Quería reaccionar al 0-1 pero sin llegar con peligro al área de Handanovic, al que solo avisó con tres remates lejanos sin peligro y uno alto de Arthur desde dentro. De hecho, si se llegó al descanso con ese marcador fue tanto por mérito de Ter Stegen, salvador a otro remate envenenado de Lautaro como a la reacción de Semedo, primero taponand0 un remate de gol a Barella y después otro al propio Lautaro, auténtica pesadilla para la zaga azulgrana.
Trabajado y magnífico en su juego el Inter, al Barcelona se le convertía en una misión imposible recuperar sensaciones, controlando el juego pero siendo dominado, asustado y hasta enloquecido a cada salida del Inter, siempre tranquilo, siempre avisando de sus intenciones… Hasta llegarse al descanso. Y dando paso, después, a un partido distinto.
Reaccionó el Barça a la salida de la caseta. Valverde mantuvo el dibujo… durante solo cinco minutos, cuando Arturo Vidal entró por Busquets, el chileno se coloó en la mediapunta, el equipo, sin mediocentro, dio un paso al frente y el Inter, queriendo o sin querer, se fue aculando hacia atrás.
Hasta que llegó el premio en forma del 1-1 logrado por Luis Suárez, en una volea soberbia a pase de Vidal, desde la frontal del área y que ya dio idea del cambio total en el argumento del partido. Retrasó ya sin disimulo a sus hombres Conte y le dio un nuevo empuje Valverde, con el cambio de Dembélé por Griezmann que revolucionó al Barça ante el rush final.
Valiente, decidido, orgulloso y enrabietado, el equipo azulgrana se fue con todo hacia arriba, buscando dar forma a la remontada… Hasta lograrlo en una jugada mágica de Messi, inabordable ante todos los rivales que le salieron al paso hasta regalar el pase definitivo a Suárez. El uruguayo controló el balón orientado y remachó un remate mortal.
Enloqueció el Camp Nou, no era para menos, tras una noche de Champions mayúscula, con un Inter sobresaliente en la primera mitad y un Barça rabioso que le remontó en la segunda para dar a entender que su estadio es, sigue siendo, una fortaleza intocable.