Redacción – El Real Madrid ganó al Sevilla en el mejor partido que se le recuerda a los blancos en los últimos meses. Los blancos, que llegaban con muchas dudas y sin que casi nadie le diese favorito ante los andaluces, solventaron este duelo directo por los puestos Champions con una victoria que supone inyectar algo de esperanza al equipo y a la afición de cara a la segunda mitad de la temporada. Eso sí, a los de Solari les costó encontrar el camino del gol, su gran carencia y que ante el Sevilla parecía que iba a volver a ser su condena. Hasta que en el minuto 78, Casemiro soltó un tremendo zapatazo desde fuera del área que entró por la escuadra para poner el 1-0 en el marcador.
Explosión de alegría en el campo por parte de los jugadores y en la grada porque por fin estaba viendo jugar bien y ganar a su equipo. Algo que había sido muy caro de ver, al menos jugar bien, en los últimos tiempos en Chamartín. Los de Solari jugaron bien, pero también lo hizo un Sevilla que sigue con su maldición en el Bernabéu pero demostró que aún le queda mucho por decir esta temporada. A los andaluces les faltó el gol y quizás un poco más de valentía para no irse de vacío de Madrid.
Y eso que Machín salió con todo lo que tenía, lo mismo que Solari aunque en el caso del argentino, con todo lo que cuenta porque dejó a Isco y Marcelo en el banquillo. El Madrid se tomó el partido como si fuese un todo o nada y salió a por todas presionando al Sevilla. Vinicius pudo marcar en ese período de domino blanco que acabó con una clara ocasión de Escudero qu pudo adelantar al Sevilla en el minuto 22 de partido. Ahí, el partido cambió de panorama y los de Machín pasaron a controlar el balón y con él, el partido. Fueron los mejores minutos de un Sevilla que no acertaba a marcara a un Madrid que lo fiaba todo a Vinicius y su velocidad.
Así se llegó al descanso y la segunda mitad comenzó como la primera, con el Madrid presionando y mandando, pero esta vez, los de Solari no iban a bajar la guardia. El Sevilla, por su parte, se defendía bien esperando una contra que nunca llegó. El gol blanco parecía que no quería entrar para desesperación de un Bernabéu apretaba cada vez más. Los intentos blancos se estrellaban en la defensa del Sevilla o en el larguero, como un disparo de Ceballos. Machín buscó refrescar su delantera con Promes y Munir, pero lo que no se esperaba el entrenador del Sevilla ni casi nadie fue el zapatazo de Casemiro desde la frontal para poner el 1-0 en el minuto 78. Un golazo que hacía justicia a lo que se estaba viendo en el campo.
El Sevilla se fue a por el empate porque no le quedaba otra mientras el Madrid se defendió muy bien, algo que es noticia, y seguía buscando la sentencia. Ese gol tranquilizador para los blancos llegó en el descuento por obra de Modric que fabricó el mismo el 2-0 tras robar el balón. No hubo tiempo para más y el Madrid ganó y convenció en un Bernabéu que desempolvó la ilusión.