El Paris Saint Germain quería a Ansu Fati como relevo de Kylian Mbappé. Hay poco gol en Europa y menos gol de 18 años. La opción de renovación de contrato unilateral del FC Barcelona con Ansu por dos años era un tanto ambigua, se podía luchar en tribunales, eso significaba que el PSG podía ofrecer a Ansu Fati un contrato ‘free’ con prima de fichaje de 30 millones de euros y 15 millones limpios por temporada para empezar. Sólo para empezar. El PSG considera a Ansu Fati uno de los tres futbolistas que marcarán la próxima década, el relevo natural de Leo Messi en el cetro mundial.
Cuando Ansu se estaba recuperando en Madrid de su última operación de rodilla, el Liverpool se interesó por el jugador. Quiso saber más el club inglés sobre el post-operatorio y sobre su situación contractual. Al Liverpool le importaba menos esperar dos años más si finalmente LaLiga se ponía de parte del Barça. Quería al delantero hispano-guineano como pieza fundamental para su proyecto de futuro. La oferta del Liverpool era parecida a la que un año atrás había hecho llegar el Manchester United a su representante, Jorge Mendes: 15 millones de euros netos al año y prima de fichaje. Y el United estaba dispuesto a invertir 120 millones de euros por el fichaje, sueldo al margen.
Si Jorge Mendes fuera otro tipo de representante, digamos como Mino Raiola, habría iniciado una subasta por el jugador, pero Mendes pensó siempre que no había mejor club para Ansu que el Barça. Si la familia Fati hubiera pensado en el dinero y no en la carrera del jugador, habrían escuchado las ofertas, pero Ansu dijo “sólo Barça”. Si el negociador del club blaugrana no fuera un tipo tan profesional como Mateu Alemany, las negociaciones se habrían prolongado en el tiempo dando sensación de improvisación e ideas pocas claras. Ansu tiene claro que quiere ser el ‘10’ del Barça de la próxima década, su familia le apoya y los negociadores son muy profesionales.