Redacción – Sin pensar en el antes y centrándose en el después, el Barcelona prepara una noche de fiesta en el Camp Nou para celebrar el título de Liga. Con la discreción por bandera y sin querer dar nada por hecho antes de tiempo, tanto por respeto al Levante como al Atlético de Madrid, en el club azulgrana se confía en poder disfrutar del éxito para, olvidando tensiones semanales, centrarse ya plenamente en la eliminatoria de Champions frente al Liverpool.
Pudiendo celebrar su octavo título de los últimos once años, el de este sábado sería, sin embargo, el primero que conquistaría el equipo azulgrana en el estadio, donde no lo consigue desde la temporada 2009-10, cuando se proclamó campeón en la última jornada gracias a su victoria por 4-0 sobre el Valladolid, coincidiendo con el empate del Real Madrid en Málaga y que motivó la última fiesta liguera en un Camp Nou que para recordar la anterior campaña en que logró el título jugando en casa debería irse hasta la temporada 1997-98, cuando lo fue en la jornada 34 ganando por 1-0 al Zaragoza.
Después de un sí y un no, que acabó siendo finalmente un sí, el presidente de la federación española, Luis Rubiales, acudirá a Barcelona a presenciar junto a Bartomeu y Francisco Catalán, presidente del Levante, el choque del Camp Nou y a la conclusión del mismo, en caso de cantar el alirón el equipo de Valverde, haría ya entrega en el césped a Lionel Messi de la Copa que acredita al campeón, en una decisión que no estuvo exenta de polémica en los dos últimos días.
El Barça podría, incluso, ser campeón antes de comenzar su partido frente al equipo granota si el Valladolid, que se juega el descenso tal como los valencianos, fuera capaz de ganar en el Wanda Metropolitano al Atlético, lo cual provocaría que el entrenador, quizá, decidiera a última hora, con el título sentenciado, meter mano en la alineación y apartar del escenario a algún que otro intocable con vistas al choque del miércoles.
Invicto desde noviembre y habiendo enlazado 22 jornadas sin conocer la derrota para ser la segunda mejor racha con Valverde en el banquillo (el pasado curso permaneció 36 sin perder), el dominio azulgrana en el torneo se entiende absoluto, no ya solo esta campaña sino, más aún, en lo que es ya una era tan histórica como indiscutible, rozando como está el equipo su cuarto título en cinco temporadas o el octavo de los últimos once años.