El Barça recarga las pilas previo al clásico ante Real Madrid

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El Barça regresó a la Champions recobrando sensaciones y cargando pilas tras el pinchazo de Getafe y espera al Madrid con una inyección de moral tras derrotar al Ferencvaros por 5-1. Ante un rival que desperdició su buena salida, o mejor dicho, la mala puesta en escena de los locales y que en cuanto encajó el primero, se fue desmontando a medida que el Barcelona se iba creciendo y acababa el partido con una sonrisa.

Koeman prometió un equipo fuerte y cumplió. Para el holandés, el partido era muy importante. Llegaba de perder en Getafe, suponía el debut en la Champions tras la zurra de Lisboa y tenía que servir para cargar pilas de cara al duelo contra el Madrid. Busquets se quedó en el banquillo para descansar y así debutó Pjanic como titular y Griezmann tampoco salió de inicio.

Con el francés queda la duda de si fue descanso o un toque de atención. Trincao ocupó su lugar y descubrió la banda derecha para el Barcelona. Un camino muy poco transitado por los blaugrana en lo que va de temporada. El portugués encaró, abrió el campo y provocó más peligro en 45 minutos que el francés en cinco partidos. La titularidad de Griezmann anda seriamente comprometida.

Pero a pesar de la puesta en escena repleta de nombres de tronío, al Barça le costó arrancar y perfectamente pudo llevarse un susto de entrada. Iniciaron los barcelonistas el encuentro muy espesos, lentos y con falta de ritmo. Todo lo contrario que los húngaros, que cada vez que robaban la pelota buscaban a Nguen, quien en 20 minutos marcó un golazo de contragolpe por la escuadra que el colegiado anuló por fuera de juego y asistió en otra contra a Isael para que disparara a la cruceta. Hasta ese momento, las únicas noticias del Barça en ataque eran dos disparos de Messi de falta, uno a las manos del portero y otro muy alto, y una serie de saques de esquina (tres en los primeros siete minutos de partido) que se desaprovecharon como es habitual en el conjunto culé.

Fue Messi quien marcó un antes y un después en el partido, el que desatascó el duelo con una carrera de él solo contra el mundo en el que regateó a un par de rivales y cuando entró en el área fue derribado en penalti claro que el mismo transformó.

A partir de ahí, el partido fue otro. El Ferencvaros fue consciente de que se le había escapado la oportunidad de golpear primero y los jugadores del Barça empezaron a carburar. Trincao se atrevió a desafiar a su lateral, Pjanic que empezó a carburar y hasta De Jong mejoró sus últimas actuaciones asistiendo a Ansu justo antes del descanso para que marcara el 2-0, su cuarto gol en lo que va de temporada. Minutos antes, Dibusz, el portero visitante, había frustrado otro gran remate del joven barcelonista tras una buena jugada de Trincao.

Con la lección aprendida de la primera parte, el Barça inició el segundo tiempo más atento, con Trincao ya totalmente suelto y buscando portería. Y tardó sólo siete minutos en encontrarla después de una asistencia fabulosa de Ansu de espuela a Coutinho. Un gol estupendo, que aseguraba el partido y que parecía abrir la puerta para dar descansos de cara al Clásico del sábado.

A la hora de partido se fueron a descansar Sergi Roberto, que tenia un golpe, Ansu Fati y Trincao para dar minutos a Junior Firpo, Pedri y Dembélé.

Y justo cuando todo parecía controlado, Nguen aprovechó un balón perdido por Pjanic para desafiar a Piqué, quien le hizo penalti y de postre vio la roja. Kharatin transformo el penalti y al Barça le quedaban 20 minutos en inferioridad y, lo que es peor, saber que Piqué no podrá jugar ante la Juventus dentro de una semana.

Para asegurar el partido, Koeman dio entrada a Araujo y a Busquets al ver que el rival se animaba ante la superioridad numérica. Le salió bien la apuesta a Koeman, que capeó el temporal e incluso apareció Dembélé para servir a Pedri su primer gol como blaugrana, marcar el quinto y volver a acabar el partido con una sonrisa.