El operativo de seguridad en el ingreso a la casa de gobierno argentina, la Casa Rosada, para el velatorio de Diego Maradona, se desbordó esta tarde cuando cientos de fanáticos empezaron a trepar las rejas del edificio.
Los incidentes comenzaron a las 14 (hora local, 17 GMT), cuando la Policía interrumpió la fila de personas que esperaban para ingresar a Casa Rosada en la intersección de las avenidas 9 de Julio y Avenida de Mayo, en la capital porteña de Buenos Aires, para delimitar la cantidad de gente que ingresaría a despedir al astro argentino.
En un principio, la familia Maradona había exigido terminar la ceremonia a las 16:30 (hora local), lo que tornaba imposible el acceso de las cientos de miles de personas que esperaban en el centro de la capital argentina para darle el último adiós presencial al mejor jugador de fútbol de todos los tiempos.
El presidente Alberto Fernández intervino y habló con las hijas del fallecido DT de Gimnasia y Esgrima La Plata para extender el velatorio hasta las 19 (hora local). Sin embargo, la novedad no calmó a los fanáticos que se encontraban en las inmediaciones, que empezaron a aglomerarse en el ingreso al Salón de los Patriotas Latinoamericanos -dentro de la casa de gobierno-. Desesperados, muchos de ellos empezaron a trepar rejas y tirar vallas.
Hubo incluso escenas de tensión dentro de Casa Rosada, hasta donde llegaron gases lacrimógenos que habían arrojado las fuerzas de seguridad en el exterior. Algunas personas intentaron acercarse al cajón hasta que intervinieron las hijas del ídolo, que con lágrimas en los ojos se abrazaron al féretro y le pidieron calma a los fanáticos.
Más tarde, reacomodaron el féretro más lejos de las vallas para evitar futuros inconvenientes.
Otras personas ingresaron al Patio de las Palmeras y empezaron a mojarse en las fuentes de la sede de gobierno.
Los móviles de los canales de noticias mostraron en vivo imágenes del presidente Alberto Fernández y de su jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, en uno de los balcones de la Casa Rosada. Ambos les pedían calma a los fanáticos. La vicepresidenta Cristina Kirchner también se encontraba en Casa Rosada: pocos minutos antes había despedido al campeón del mundo.
Los incidentes provocaron una fuerte disputa política entre los gobiernos nacional y porteño.
El Poder Ejecutivo responsabilizó a la Policía de la Ciudad por el inicio de la represión en las calles.
Luis Morales, subsecretario de Seguridad de la Nación, aseguró: “De ninguna manera hubiéramos dado indicaciones de despejar o reprimir; recién nos comunicamos con las autoridades de la Ciudad para solicitarle que no se produzcan más desbandes”.
Desde el entorno del ministro de Seguridad porteño, Diego Santilli, dieron su versión de los hechos: “El gobierno nacional armó un comando unificado de fuerzas federales con apoyo nuestro y a las 14 dieron la orden de que no ingrese más gente, lo que generó los incidentes”.
Esta mañana, a las 6, se habían producido incidentes más leves cuando las personas que habían hecho la vigilia en Plaza de Mayo pretendían ingresar al velatorio.
Más allá de las responsabilidades políticas, el descontrol provocó una imagen lamentable que da vueltas en todo el mundo.