Venía el Liverpool de la alegría de levantar la Carabao Cup frente al Chelsea en la prórroga, pero esa carga extra de minutos y las numerosas bajas seguramente pasaron factura ante el Nottingham Forest, contra el que se estuvo a punto de no pasar del empate (0-1).
Era el peor momento de encajar un resultado negativo, ya que la semana siguiente el Manchester City visitará Anfield, y cuando parecía que todo estaba visto para sentencia la fe y Darwin Núñez arreglaron la papeleta para mantener el liderato otra jornada más.
Venía el once de los ‘red’ condicionado una jornada más por las numerosas lesiones, aunque en el banquillo se recuperaba a Darwin Núñez, Szoboszlai y Endo, y era tal la situación que tuvo que improvisar Klopp colocando de comodín como medio centro a Joe Gómez, al que se le atragantó el partido con el balón en los pies.
Fue un partido duro en el aspecto de la pegada. Los porteros fueron meros aficionados y es que prácticamente no se vieron ocasiones entre los tres palos. El Nottingham quiso abonarse a su velocidad desde el principio, con Elanga como protagonista y hasta fallando un mano a mano ante un meritorio Kelleher, mientras el Liverpool echó de menos esa profundidad que le suele ser tan necesaria.
Especialmente grises estuvieron Elliott y Gakpo, que poco produjeron, recayendo el ataque exclusivamente en Luis Díaz. El colombiano fue el que más lo intentó, incluso Murillo le sacó un tanto cantado casi bajo la línea, pero ni en un buen arranque del segundo tiempo los ‘red’ consiguieron inquietar excesivamente a Sels.
Optó pronto Klopp por meter peso en su equipo. Endo y Darwin fueron los primeros elegidos y Szoboszlai los siguió poco después. Con más empaque, el líder de la Premier League fue más dominador, pero el denominador común de sus ataques siguió siendo el mismo a pesar de los esfuerzos del punta charrúa, puro corazón. Marcó la defensa el Nottigham, que antes tuvo una clarísima de Elanga que se fue por los pelos, en su frontal y faltaron recursos. Incluso en la estrategia, aunque un balón desviado por Murillo en el descuento no se convirtió en tanto del Liverpool por un paradón de Sels.
Estaba la cosa ya casi decidida, pero si se puede definir el ADN ‘red’ desde la llegada de Klopp por algo es que nunca se rinde. Y así fue. En el 99′, con el tiempo extra cumplido y en un saque de esquina, llegó el gol. Se equivocó Awoniyi al querer salir jugando y no mandarla a la grada y MacAllister puso un balón precioso para que Darwin, con la frente, peinara para desatar la locura de los aficionados del Liverpool, que la próxima semana recibe al City.