El Real Madrid volvió a conseguir lo imposible por tercera vez en esta Champions League, remontar una serie en los últimos minutos de un partido.
Fue el mismo Real Madrid de toda la fase final de la Champions, el que estaba muerto ante el PSG y con un error de Donnarumma con falta incluida de Karim Benzema, vino un gol que sirvió para levantar el ánimo y remontar la serie. En ese momento todos los seguidores merengues salieron sacando pecho diciendo “Esto es el Madrid”, “Es el ADN del Real Madrid”, “Somos los Reyes del Mundo”.
Después, fue el mismo Real Madrid que fue barrido por el Chelsea en su estadio y lograron remontar la serie en los últimos minutos, ahí la explicación es clara, suerte.
Es el mismo Real Madrid que fue barrido por el Manchester City en los dos partidos de las semifinales, pero el Madrid lo volvió a hacer. Remontar en los últimos minutos.
Acá, ahora no fue Benzema el héroe, ahora fue Rodrygo el todopoderoso para la afición de la casa blanca.
Dejemos el fanatismo por favor, que el Real Madrid esté en la final de la Champions League no es porque es el ADN o que en el Santiago Bernabéu suceden milagros como si fuera una iglesia. Esto sucede porque tienen los santos de su lado, o siendo más claro, porque andan con fortuna, con suerte, con la chapa de campeón de su lado.
No están en la final por ser los mejores, porque no lo son, están porque tienen fortuna y si somos lógicos, el Liverpool debería ser campeón de la Champions League, es mil veces más equipo que el Real Madrid, pero sinceramente, con este equipo nunca se sabe, puede ganar hasta con un autogol.
Saludos madridistas, felicidades, pero que quede claro, no son los mejores del mundo, si son los que tienen más fortuna en el planeta.
