Barca sumó su quinta victoria consecutiva lejos del Camp Nou

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El Barcelona sumó su quinta victoria consecutiva lejos del Camp Nou en la Liga, algo que no sucedía desde mayo de 2016, y disimuló con el marcador una tarde para olvidar, un partido aburrido de solemnidad que dominó de principio a fin pero que solamente superó gracias al gol de Frenkie de Jong, rozándose el descanso, y de Riqui Puig casi al final. Dos goles. Apenas nada más.

Podría ser un simple resumen de la visita azulgrana a Elche, donde el equipo local, que ya acumulaba doce jornadas sin ganar (desde octubre) fue capaz de mantener hasta el último instante un cierto ánimo de restarle dos puntos que habrían sido trágicos para los de Koeman, incapaces de cerrar el triunfo hasta el último minuto, cuando el animoso Riqui Puig se estrenó como goleador en la Liga con un cabezazo a centro de De Jong.

La alegría final, la sonrisa y felicidad de Riqui, ocultaron en cierta manera lo sucedido durante la práctica totalidad de un partido en el que el Barça demostró que sin Messi no hay manera de esperar un liderazgo cierto. Dembélé fue protagonista con una actividad fuera de lo común en la primera mitad pero ni supo ni pudo sacar rendimiento a sus quiebros, cambios de ritmo y combinaciones más erroneas que acertadas, mientras era De Jong el único que le daba cierto empaque al juego.

Podría argumentarse el cansancio, después de tres partidos consecutivos solventados en la prórroga, que el conjunto azulgrana no tuviera el ritmo necesario, pero más allá de ese más que posible cansancio, futbolísticamente no hubo mucho para disimular.

No llegó el primer disparo, fuera de Jordi Alba. hasta que se rozaba la media hora de partido y otro poco después de Busquets que Badía atajó sin más problemas. Entre el sopor se acercaba el descanso hasta que un centro de Braithwaite al que acudía Griezmann a rematar en el área pequeña la desvió el defensa y De Jong, a boca de gol, remachó sin oposición.

Máximo premio al mínimo merecimiento, pero el Barça se podía al menos ir al descando por delante.

No mejoraron las cosas en la segunda mitad. Irregular e irresolutivo, el equipo azulgrana pareció querer dejar pasar los minutos con la esperanza de que el Elche no se revolucionase y condujo el juego a más aburrimiento. Sin profundidad ni mucho menos avasallar, tuvo al rival donde quería. Poco más.

Solo a los 55 minutos pareció asustarse, en un error catastrófico de Mingueza que permitió a Rigoni plantarse solo ante Ter Stegen, pero su disparo lo desvió milagrosamente el portero alemán para evitar el empate y, en cierta manera avisó al Barça de que debía defender lo más lejos posible de su portería para ahorrarse sustos de ese calibre.

Y sin más sustos se dirió el choque a su final, con la entrada primero de Trincao y casi al final de Riqui Puig, a quien sin tiempo para demostrar nada sí le dio para levantarse de manera estupenda para, en el minuto 89, sentenciar la victoria de cabeza el medido centro de Frenkie de Jong.

Acaso los dos únicos nombres a destacar. El holandés por el crecimiento de su trascendencia y el canterano por su sonrisa y gol que vuelve a ponerlo en el escenario.

Cinco victorias consecutivas como visitante y una ilusión, se supone, en crecimiento… Futbolísticamente, sin embargo, el Barcelona no dejó nada de lo que hablar.