Real Madrid sufrió, pero venció al Sevilla para seguir líder de España

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El Real Madrid sudó un triunfo liguero con épica y poesía. En un partido emocionante, disputado, ante un Sevilla que fue lo que es, un grande, amarró los tres puntos gracias a la magia de Luka Modric. No está participando demasiado en la temporada, pero jamás va a perder clase y distinción. Lo que derrochó al recibir un despeje sevillista en la frontal, eludir a Soumaré con un control orientado y colocar junto al poste. Precisión croata para colocar la Liga un pasito más cerca.

Modric acaparó los focos de una noche que empezaron sobre Sergio Ramos. Bajo techo y sin más recursos por las lesiones (Joselu, el último en caer), el Madrid recibió a su ex capitán con todos los honores. Ovación en las alineaciones, público en pie y la exigencia habitual de ganar siempre. Ancelotti colocó a Rüdiger en el once y a Tchouaméni en el centro del campo. Ramos también dejó claro que no estaba para homenajes. Ganó el sorteo y obligó al Madrid a acabar atacando en el Fondo Norte. Primera ganada por Sergio. Y la segunda también. Porque en una pugna de Nacho con En-Nesyri golpeó el central en la bota del marrquí, la bola cayó a Vinicius que buscó el pase a Lucas y el gallego cruzó a la red. Al frente de la tropa hispalense, el capitán reclamó la falta previa que el VAR subrayó con Lopp, High Behind y un gran angular digno de Hollywood. El fútbol que tenemos. Lo que Díaz de Mera había validado lo anuló González Fuertes. Más vídeos para Real Madrid TV.

Hay que ser justos, el primer ataque bueno fue del Sevilla. Fue por la derecha, donde intervinieron los dos futbolistas más volcánicos del equipo hispalense. Ocampos vio el desmarque de Isaac Romero y el punta metió un centro tenso, combado, perfecto a En-Nesyri que el marroquí no pudo domar. El canterano tiene mucha culpa en la reacción del equipo. Mete alma en cada disputa, y no se arruga sea cual sea el escenario. Además, el Sevilla es por tradición un adversario incómodo en el Bernabéu. Con sus tres centrales, los carrileros y dos balas arriba, el equipo de Quique resistió bien, con mucho orden, a un rival escaso de remate.

Hubo pocos remates y mucho enfado en el primer tiempo madridista. Un disparo de Valverde ya en añadido, venenoso, que hizo curva y sacó excelente Nyland. Después del gol anulado, los blancos toleraron mal el arbitraje de Díaz de Mera Escuderos. Pitó como se suele pitar en España, según el grito del afectado. Kroos quiso apartarse cuando Badé se le echó encima en la salida y se llevó falta, tarjeta y un calentón muy poco germánico. El alemán rozó la perfección en el primer acto, con balón o sin él. Como siempre, vaya. Su vuelta a la selección es producto de su imponente estado de forma.

No hubo cambios tras la pausa. Insistió Ancelotti con Rodrygo como falso ariete, confiando en alguna diablura de Vinicius o Brahim, que son demonios en espacios reducidos. Un pase atrás del malagueño lo remató Valverde trompicado al poste. Falló con la derecha, le dio en la tibia izquierda y sorprendió al meta. El partido reventó de tal forma que del 1-0 se pudo pasar al 0-1 en cuatro minutos. Lo que tardó el Sevilla en salir a campo abierto, recibir Ocampos en derecha, meter el argentino con el exterior y rematar Isaac Romero a quemarropa. No fue gol porque Lunin sacó una rodilla para defender la portería de los milagros. Como el que también protagonizó Nyland al sacar un tiro venenoso de Vinicius. Agobiaba el Madrid cuando se rompió el más insospechado: Díaz de Mera Escuderos. Parón para que se preparase el cuarto, Carlos Fernández Buergo, asturiano, que nunca hasta ayer había pitado con VAR. El colegiado se llevó la primera ovación por pitar falta y tarjeta a Ocampos.

El ritmo decayó por el parón. Lógico. Turno de los entrenadores. Modric a escena por Nacho, con Tchouaméni de central. Triple relevo de Quique, para refrescar piernas. Se fueron Navas, Óliver e Isaac Romero. Por eso y por el empuje blanco, el Madrid encajonó el Sevilla. Buscaba resquicios por banda, en corto, en largo, descargando… Pero no encontraba el hueco. Y allí, con el partido peliagudo, un balón al área salió despejado a la frontal para Modric que eludió a su par con un control exquisito, levantó la ceja y buscó la rosquita al palo, como aquella noche de Old Trafford. El croata cantó el tanto con la ilusión de un infantil, aupado por sus compañeros, de cara a la tribuna. Eterno Luka.

Ancelotti deshizo el cambio de Arda Güler de inmediato. Trabó el final del partido con un par de cambios, tratando de romper el ritmo a un Sevilla cansado. Tuvo una Kike Salas en un cabezazo a la salida de un córner donde había subido Ramos, a su portería. En busca de la heroica que tantas veces le acompañó. No hubo opción. El Sevilla se fue lamentando el fuera de juego de Rüdiger, posicional, en el centro previo al gol. Haría bien en no distraerse de lo principal, que dio réplica al líder y acarició el punto por juego y carácter.