En Estados Unidos las audiencias de TV, ya saben, el share, la cuota de pantalla, el minuto de oro y todos los parámetros que miden el seguimiento de cualquier retransmisión se miran con lupa y son sagrados.
Por eso no les tiembla el pulso a la hora de enderezar el rumbo cuando el rating baja de manera escandalosa.
Ni siquiera la NBA se libra de esa tiranía, como se pudo comprobar durante la retransmisión del partido entre los Bucks (26-12) y los Celtics (29-9), los dos mejores equipos de la NBA en este momento.
La cadena TNT, que tenía los derechos de este partido que se emitía en televisión nacional, decidió tras el descanso interrumpir su emisión ante la falta de emoción y de audiencia del mismo, que ya estaba sentenciado al descanso (75-38), y conectaron con el Mavericks-Knicks, más competitivo.
Los Celtics, que mandaban con puño de hierro en la NBA, perpetraron una primera parte indigna de su trayectoria y hasta de la laureada historia de su franquicia, perdiendo el partido por 33 puntos (135-102).
Entre los dos últimos minutos del primer cuarto y los cuatro primeros del segundo encajaron un sonrojante parcial de 25-0 (56-23). Y al descanso ya perdían por 37 puntos (75-38), la mayor diferencia en la Liga esta temporada y el peor margen en contra de Boston en una primera mitad desde 1967.
No fue la única paliza de la noche en la NBA. De hecho, la más estrepitosa fue la que le dieron los Thunder a los Blazers (139-77), un repaso en toda regla.