Dos jugadores que marcarán los éxitos de la temporada del Manchester City, Kevin de Bruyne y Erling Haaland, castigaron con dos asistencias y un gol, respectivamente, a un Wolverhampton Wanderers al que de poco le sirvió la valentía en un partido que ya perdía a los 54 segundos y que disputó en inferioridad numérica una hora, por la expulsión de Collins.
La seguridad defensiva que exhibían los Wolves se desplomó en la visita del líder. Apenas habían encajado cuatro tantos en seis jornadas de Premier y recibió tres de un City que disfrutó de una cita plácida, con tiempo para levantar el pie del acelerador y regular fuerzas.
Se lo permitió su arranque. Encontrando grietas donde había solidez gracias a la visión de De Bruyne que trazó una acción en la que cayó a banda para poner un caramelo a la llegada de Grealish que marcaba a los 54 segundos. Cualquier planteamiento de partido del portugués Bruno Lage se desplomó a las primeras de cambio.
Su equipo ha demostrado tener un problema ofensivo con una preocupante falta de pegada, apenas tres tantos a favor, y ante el City no iba a ser menos. Guedes agitó cada acción, tan presente como falto de acierto en el remate. Tuvo el empate a los cuatro minutos, pero su zurdazo lo sacó abajo Ederson.
Esos momentos de esperanza se desvanecieron cuando Haaland saco su rodillo de paseo. Se había anulado un gol a Rodri por una clara falta al portero, cuando apareció el devorador del gol para la sentencia. Era el minuto 16, la primera vez que encontraba un espacio abierto para su zancada. Y el castigo a los metros sin marca es más que previsible. Su derechazo ajustado desde fuera del área tras un amago, fue inalcanzable para Sá.
Las esperanzas de los Wolves se limitaban a los intentos de Guedes y se desvanecieron cuando a Collins se le fue la cabeza a los 33 minutos. Una entrada durísima, con rodillazo en la parta baja del estómago de Grealish y los tacos en un muslo, provocaron la roja directa.
Era el punto y final para un equipo que bajó los brazos por momentos y tiró de orgullo en la segunda parte, cuando la ventaja y la acumulación de partidos invitó a echarse una siesta temprana a los jugadores de Pep Guardiola.
Pero cuando comenzaba a pisar área rival, la conexión entre Neto y Guedes devolvía la esperanza a la grada, el exjugador del Valencia perdonó la ocasión más clara para resucitar el duelo, libre de marca en el punto de penalti para golpear mal de zurda, y el City no perdonó. Haaland quería más de un día que tenía marcado para ensanchar su gran lista goleadora pero Sá lo impidió con una buena estirada.
Y ya nada pudo hacer cuando Haaland conectó con De Bruyne, que inventó su segunda asistencia al movimiento de Foden, quien remató cruzado el último tanto de un Manchester City que recupera la firmeza lejos del Etihad.