Italia sufrió, pero derrotó a Austria para clasificar a los cuartos de final de la Eurocopa

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Italia coqueteó con romper el papel de favorita y sufrió su prueba más dura ante una Austria que acarició la sorpresa, que se desgarró con un gol anulado por el VAR y que sucumbió en la prórroga ante una genialidad de Federico Chiesa (2-1).

El atacante de la Juventus, salido del banquillo como oxígeno para la prórroga, se vistió del Fabio Grosso de 2006 y de su padre Enrico, que marcó en la Euro de 1996. Cazó un balón dentro del área, lanzó un amago mágico y definió con la mejor volea de su vida. Desatascó un partido que sacó a relucir las tensiones italianas, sus problemas para desarbolar una defensa bien montada y que confirmó a Austria como un grupo mejor que el que su cartel preveía.

Porque los austríacos salieron con personalidad a Wembley. Pese a la desventaja en las gradas, donde los ‘azurri’ contaban con una armada en Londres, quisieron combinar, sin rifar la pelota. Aprovechar a Sabitzer en el centro del campo como forma de desatascar hasta llegar a Arnautovic.

A Italia le quedaban las transiciones rápidas, donde brillan futbolistas como Insigne y, sobre todo, un Spinazzola desatado. No le podían frenar en la banda izquierda y tenía libertad de movimientos para sobrepasar a Lainer.

En sus botas estuvo la primera clara para los italianos, un pase atrás que remato Nicoló Barella de primeras y que sacó a contrapié y como si fuera un portero de balonmano Bachmann.

En ese momento el partido apuntaba a eléctrico. A ser todo lo divertido que no habían resultado en Wembley los tres encuentros de Inglaterra hasta la fecha. Arnautovic respondió con una volea aislada que de haber dirigido mejor habría puesto en apuros a Donnaruma. Pero se fue por encima del larguero y Austria comenzó a sufrir. Desapareció Sabitzer, ahogado por Verratti y Jorginho, y Alaba estaba demasiado solo en el lateral.

Apareció Immobile, que tiraba diagonales y se intentaba meter entre los centrales, sin un último pase que rompiese el partido. A la desesperada y cansado de intentar meterse hasta la cocina, se sacó un disparo de la nada que se estrelló en el palo.

Los de Roberto Mancini habían inclinado la balanza, finiquitado el ritmo austríaco y dominado la pelota. Solo les faltaba el puñal con el que acuchilla la defensa alpina. Pero su clímax lo cortó el descanso.

Austria volvió a replegar armas y apagó el ataque italiano con un monumental Hinteregger. Se prodigó en ataque, pese a la falta de pólvora, y lo intentó con una falta de Alaba en la frontal del área, alta, y un remate desviado de Sabitzer. Otro vuelco al partido, pero esta vez coronado con un gol. Una contra perfecta de los de Franco Foda, que terminó con un centro, un remate de Alaba y una continuación de Arnautovic a la red.

El delantero se puso a mandar callar a los ‘azurri’ olvidando que existe el VAR. Tras una tensa espera, Anthony Taylor confirmó que había habido fuera de juego en el pase de Alaba. Italia respiró, Austria vio pasar el tren de sellar el billete a cuartos en los 90 minutos.

La prórroga era un escenario que Foda ya imaginaba, por eso no hizo cambios hasta el minuto 90, pero en el que no contaba con empezar abajo a los cinco minutos. Spinazzola, en vez de penetrar por fuera, cogió el carril interior, cambió el juego de flanco, aprovechando que Alaba había hecho la cobertura al centro y liberado su lateral.

Chiesa, solo, controló el envío poco ortodoxo, con la frente. Amagó con la derecha y embocó con la zurda. El puñal había atravesado a Austria y fruto del meneo se llevó otra cuchillada diez minutos después, cuando Matteo Pessina, otro sustituto, encañonó a Bachmann tras un magnífico arrastre en el área pequeña.

Pero Austria no se rindió y presionó hasta que no quedó más tiempo, provocando seis minutos de sufrimiento para Mancini y los suyos cuando Kalajdzic recortó distancias en un córner.

Italia, que vivió al filo, supera un laberinto y pasa a cuartos. Espera rival del Bélgica-Portugal.